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Protagonista de la Semana

21 años creando sueños
La historia de Punta del Este Operadora y su filosofía artesanal: Adriana Reyes

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Hay aniversarios que trascienden el número. Hay fechas que no solo celebran un recorrido, sino una identidad, una forma de hacer las cosas, un legado que se construye con trabajo diario, con valores sólidos y con una pasión que no se improvisa. Así se viven los 21 años de Punta del Este Operadora (PEO), una empresa que más que una marca, es una familia. Y que más que vender viajes, crea sueños, experiencias y vínculos.

Su directora general, Adriana Reyes, habla de esta historia a Pasillo Turístico, con una honestidad que conmueve. Lo primero que dice al preguntarle qué significa llegar a este aniversario es: orgullo. Y ese orgullo tiene múltiples capas. “Orgullo por el equipo, por lo que hemos logrado, orgullo porque somos una empresa familiar… y las empresas familiares cuestan más”, confiesa con esa transparencia que ha sido parte de su sello durante más de dos décadas.

Una empresa nacida del corazón y sostenida por tres pilares

Adriana no está sola. Punta del Este Operadora fue fundada con su padre, y hoy sigue viva gracias a una mancuerna que funciona como un engranaje perfecto:

  • Adriana, el motor comercial, la creadora de ideas, la fuerza que imagina productos y experiencias.
  • Ángel Hernández, su esposo, el orden y la estructura: finanzas, pagos, créditos, disciplina.
  • Ximena Reyes, su hermana, la precisión operativa: servicios, aéreos, coordinación, atención al cliente.

Son distintos, pero comparten algo que para Adriana es indispensable: el valor del trabajo y el respeto por el tiempo y el rol del otro. Quizá por eso Punta del Este ha sobrevivido, crecido y se ha fortalecidos durante 21 años en un mercado que cambia sin avisar.

La segunda generación ya está aquí

En una escena que parece escrita para una película familiar, Catalina, la hija de Adriana, está integrándose al negocio. No como “la hija de la jefa”, sino como profesional en comunicación empresarial, área que domina y que ya revolucionó desde redes sociales hasta la estrategia digital de la operadora.

“Ella nació con Punta del Este Operadora”, cuenta Adriana. “Tenía dos años cuando empecé el proyecto. Hoy tiene 23, y es la primera en contestar el WhatsApp Business”. El sueño de Adriana es claro: que esto siga como legado. Que Catalina continúe. Que Tomás —su segundo hijo— quizá tome un día la parte contable. Que la empresa se vuelva realmente transgeneracional. “Me dolería venderla”, confiesa con la voz quebrada. “Ojalá esto siga… que sea punta de lanza como símbolo de innovación en la industria”.

La industria cambió… pero Punta del Este no traiciona sus valores

La conversación con Adriana se vuelve más profunda cuando reflexiona sobre los cambios del turismo en dos décadas. “La industria ya no es la misma”, dice. Antes, un correo era tan sólido como un contrato. La palabra tenía peso. Había compromiso. Hoy, la inmediatez, los mensajes a cualquier hora y la presión tecnológica han erosionado esa esencia.

Ella lo dice con nostalgia, pero también con firmeza: “El nuevo lujo es lo humano”.

Ahí radica la filosofía de Punta del Este:

  • Valor de la palabra.
  • Compromiso con el pasajero.
  • Confianza como producto principal.
  • Inteligencia artificial acompañada siempre de inteligencia artesanal, esa que solo puede ofrecer un ser humano que conoce, siente y acompaña.

“Yo no soy nadie para arruinarle el viaje a alguien”, afirma. Y rememora el consejo que su madre le repetía desde la infancia: “Tú no eres más que nadie, ni nadie es más que tú”. Ese valor de igualdad es su brújula personal y profesional.

El viajero cambió… y Punta del Este se adelantó al cambio

Hoy, los clientes no quieren un viaje que ya haya hecho otro. Quieren el suyo. Único. Propio. Personalizado.

Y Punta del Este entendió ese giro antes que muchos. Por eso, su nueva web —renovada, intuitiva, con más de 1,500 ideas de viaje reales— no vende paquetes; inspira rutas que luego se transforman en viajes a la medida. Cada idea viene de un viajero anterior. Cada combinación se adapta al cliente. Cada itinerario se crea como una pieza única.

Por eso Punta del Este puede llevarte:

  • A Japón o Corea en plena explosión de demanda.
  • A un Costa Rica que apuesta por experiencias profundas y sensoriales.
  • A Tailandia de lujo y wellness.
  • Al Ártico, Laponia y los iglús de cristal bajo la aurora boreal.
  • A nadar con orcas en Noruega.
  • A vivir la magia de Santa Claus en Rovaniemi.

No son excentricidades. Son exclusividades accesibles si se hacen con conocimiento, sensibilidad y compromiso.

El futuro de México y un diplomado para dignificar la profesión

Pero Adriana quiere retribuirle a México lo que este país le ha dado. Y por eso lanzará en 2026 un diplomado profesional para agentes de viajes, con 12 módulos diseñados por ella misma. Desde ética, geografía y atención al cliente, hasta “vender sin mentir” y “cómo construir confianza”.

“En México no existe una carrera de agente de viajes”. Y Punta del Este quiere ayudar a formar profesionales completos, capaces y éticos.

Además, el próximo año lanzará su producto receptivo para México, un México no empaquetado, un México auténtico, sensorial, experiencial. “México no se puede empaquetar”, dice. Y tiene razón.

El equipo, el alma de la operadora

Adriana no presume cantidad de empleados, sino calidad. No quiere gente que “se quede quieta”. Su equipo crece porque cada persona crece dentro. Las que empezaron vendiendo Sudamérica hoy construyen viajes de lujo en Asia, África o el Ártico. Y eso —dice Adriana— la llena de orgullo.

“Quien entra a Punta del Este y se estanca… no tiene mucho futuro”. Y no lo dice con dureza, sino con la claridad de quien sabe que la industria exige pasión y movimiento.

El futuro personal: un sueño llamado Punta del Este

Al preguntarle cómo se ve en unos años, Adriana sonríe. Se imagina en Punta Carretas o Carrasco, en Uruguay, sentada en una agencia, atendiendo viajeros, viajando con ellos, contando historias con una copa de vino en mano.

Se ve trabajando, pero desde su lugar en el mundo: Punta del Este.

“Por ahora no”, ríe. “Aún tengo mucho que hacer aquí”. Pero la imagen está ahí: luminosa, serena, inevitable.

Una frase que lo resume todo

“Mi padre siempre decía: todo va a estar bien. Y creo que viene muy bien. Muy, muy bien”.

Así se viven 21 años de Punta del Este Operadora.

Con orgullo.

Con verdad.

Con humanidad.

Con visión.

Con familia.

Y con un compromiso que no caduca: hacer del turismo un acto de responsabilidad, de confianza y de amor por el trabajo bien hecho.

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