Opinión
Colaboración especial
Convenios de colaboración ¿Compromiso real o acto simbólico?

En el sector turístico, los convenios de colaboración se han convertido en moneda común. Estados, municipios, asociaciones y empresas los firman con entusiasmo: se anuncian alianzas estratégicas, se habla de promoción conjunta, capacitación, rutas integradas o reactivación de destinos. Sin embargo, al paso del tiempo, muchos de estos acuerdos se diluyen sin dejar huella.
Firmar un convenio no es hacer turismo, aunque lo parezca. Puede haber fotos con trajes típicos, intercambio de canastas con productos locales, discursos prometedores… pero si no hay un plan de trabajo, y sobre todo recursos asignados y una voluntad firme de ejecución, el convenio se queda en un acto simbólico.
Y es una lástima, porque bien utilizados, estos convenios pueden ser herramientas poderosas: permiten coordinar campañas de promoción entre estados o países, desarrollar nuevos productos turísticos, capacitar al sector, intercambiar tecnología y sumar esfuerzos para atraer mercados internacionales. El turismo, por su naturaleza transversal, necesita de colaboración real, no de buenas intenciones.
La efectividad de un convenio turístico depende, más que de la foto, de lo que ocurre después. ¿Se formó un comité de seguimiento? ¿Se ejecutaron acciones? ¿Se midieron los resultados? ¿Se involucró al sector privado o a las comunidades? Muchas veces, la respuesta es no. El papel firmado duerme en un cajón y el turista sigue sin saber que ese destino existe.
En un país como México, donde el turismo es motor económico y cultural, la colaboración entre estados, municipios, iniciativa privada y asociaciones, debería ser una constante, no una excepción. Pero para que eso funcione, los convenios deben ser más que anuncios: deben ser compromisos reales, con metasresponsables y voluntad.
Porque al final, lo importante no es cuántos convenios se firman, sino cuántos viajeros llegan gracias a ellos.
Firmar un convenio y no cumplirlo puede generar varios daños significativos, tanto tangibles como intangibles, especialmente en sectores como el turismo, donde la colaboración, la confianza y la imagen institucional son fundamentales. Aquí algunos de los principales efectos negativos:
1. Daño a la credibilidad institucional
Cuando una institución firma un convenio y no lo cumple, pierde confianza ante socios, comunidades y el público en general. Esto dificulta futuras colaboraciones, ya que la reputación queda marcada por la falta de compromiso.
EJEMPLO: Si cualquier participante privado o autoridad del sector de Turismo firma un acuerdo con una comunidad o asociación para promover una ruta ecoturística y luego no asigna presupuesto ni da seguimiento, es probable que esa comunidad no vuelva a confiar en futuras iniciativas.
En cambio, si se cumple y se tiene un seguimiento al convenio, los pueblos o las personas participantes que fueron beneficiados, respetaran y confiaran en cualquier acuerdo.
2. Oportunidades perdidas
No cumplir un convenio significa desaprovechar recursos, alianzas o apoyo que ya estaban sobre la mesa. Se pierden tiempo, inversión inicial y potenciales beneficios como capacitación, promoción conjunta o atracción de turistas.
CON MIS SALUDOS DE SIEMPRE
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