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Iglesias hundidas de Michoacán: joyas atrapadas en el tiempo que debes visitar al menos una vez en la vida

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Iglesias hundidas de Michoacán: joyas atrapadas en el tiempo que debes visitar al menos una vez en la vida

Bosques, montañas, playas… y también templos atrapados entre agua, lava y lodo. Michoacán, uno de los estados más ricos en historia y paisajes de México, guarda un secreto a voces: sus iglesias hundidas, vestigios de antiguas comunidades que el paso del tiempo y los fenómenos naturales transformaron en postales de misterio, resiliencia y belleza sobrecogedora.

Estos templos, hoy convertidos en atractivos turísticos, son silenciosos testigos de épocas pasadas, de vidas reubicadas y de paisajes que se reinventaron con fuerza y dignidad. Visitar estas iglesias es viajar al corazón de la historia viva de Michoacán, entre ruinas majestuosas y naturaleza indómita.

Aquí te presentamos tres de las más emblemáticas:

1. Iglesia Hundida de Churumuco

Entre las aguas de la presa El Infiernillo

La Parroquia de San Pedro Apóstol, construida en 1800, fue un símbolo del Churumuco original. Incluso José María Morelos y Pavón ofició misas en ella durante la lucha por la Independencia. Pero en 1965, con la construcción de la presa El Infiernillo, gran parte del pueblo quedó bajo el agua.

Hoy, esta iglesia emerge en ciertas temporadas como un gigante silencioso entre las montañas, sólo visible en lancha, en medio de aguas tranquilas y cielos despejados. El sitio también alberga la tradicional feria de la mojarra, uniendo historia, gastronomía y turismo en una experiencia inolvidable.

2. Iglesia de San Juan Parangaricutiro

Una torre que desafió al volcán Paricutín

Cuando el volcán Paricutín surgió de la tierra en 1943, el pueblo de San Juan Parangaricutiro fue arrasado por la lava. Pero la iglesia del mismo nombre se negó a desaparecer. Su torre y parte del altar aún se alzan entre el mar petrificado de roca volcánica.

Este sitio es un símbolo de resistencia ante la naturaleza. Caminar por este paisaje es enfrentarse a la fuerza del planeta, pero también a la fe y tenacidad de las comunidades. Se recomienda calzado cómodo, ya que el terreno rocoso, aunque retador, es perfectamente transitable.

3. Iglesia del Carmen en Tlalpujahua

Entre la tragedia minera y la esperanza

Tlalpujahua, Pueblo Mágico famoso por su producción de esferas navideñas, también guarda una historia conmovedora. En 1937, una avalancha de lodo proveniente de la mina Dos Estrellas sepultó gran parte del pueblo, dejando como único vestigio visible la torre de la iglesia del Carmen y una figura angelical entre las ruinas.

Hoy, la iglesia se encuentra rodeada de vegetación, a pocos minutos del centro del pueblo. Excavaciones recientes han revelado partes del piso original, permitiendo al visitante “caminar” por pasillos del pasado. La figura del ángel, símbolo de esperanza, continúa vigilando este espacio de memoria y renovación.

Explorar las iglesias hundidas de Michoacán es una experiencia distinta: es sumergirse en la historia, admirar la capacidad de adaptación de los pueblos y dejarse envolver por paisajes únicos donde la naturaleza, la arquitectura y la emoción se entrelazan.

Una ruta imperdible para viajeros curiosos, fotógrafos, amantes del patrimonio y para quienes buscan algo más que un destino: una historia que contar.

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