Francia vuelve a colocarse como uno de los destinos europeos más deseados para cerrar el año, no solo por su cultura y gastronomía, sino por la manera única en la que cada región celebra la Navidad. Así lo compartió Mélanie Beline, directora en México de Atout France, en entrevista con Pasillo Turístico reveló que la temporada decembrina ofrece mucho más que los tradicionales mercados del noreste: es un mosaico de sabores, luces, artesanía y experiencias que recorren todo el país.

Alsacia, Provenza y más allá: la magia está en cada rincón

Cuando se piensa en Navidad en Francia, la imagen inmediata son los mercados navideños de Estrasburgo y Colmar, considerados entre los más antiguos del mundo. Sin embargo, Mélanie advierte que “son víctimas de su propio éxito” y hoy es más complicado visitarlos por la alta demanda. Por ello, invita a descubrir destinos menos concurridos en la misma región o incluso cambiar de ruta hacia el sur del país, donde la sorpresa es total. 

En Provenza, por ejemplo, la Navidad se celebra con una tradición entrañable: los santons, pequeñas figuras de cerámica que forman nacimientos únicos y llenos de historia. A esto se suma la costumbre de los 13 postres, una verdadera fiesta para los amantes de las recetas regionales, donde predominan los frutos secos, almendras, galletas típicas y preparaciones artesanales imposibles de encontrar en otro lugar. 

De San Nicolás a Papá Noel: tradiciones que cambian según la región

El espíritu navideño francés tiene matices que revelan la diversidad cultural del país. En el norte, muy influenciado por el mundo germánico, el 6 de diciembre se celebra a San Nicolás, una figura profundamente arraigada entre las familias, con desfiles, dulces, frutas y chocolatitos que los niños esperan con emoción. A diferencia de México, Francia no celebra a los Reyes Magos: en la mayoría del país los regalos llegan con Papá Noel, aunque en algunas zonas del norte aún es San Nicolás quien sorprende a los pequeños. 

Y aunque la tradicional misa de medianoche sigue siendo parte de la celebración, en muchos sitios se adelanta para dar paso a largas cenas donde los franceses honran su gastronomía: foie gras, ostiones, caracoles, pavo relleno, jabalí, venado, quesos y el infaltable tronco navideño llenan la mesa en un banquete cuidadosamente planeado con semanas de anticipación. 

Lyon, Champagne y hasta Saint-Tropez: luces y mercados para todos

Más allá de los destinos clásicos, diciembre abre un abanico de celebraciones: Lyon deslumbra con la Fête des Lumières, un espectáculo lumínico que cada año atrae a miles de visitantes. En Champagne y en la región de Metz, los mercados navideños combinan artesanía, productos locales y tradiciones propias. Incluso destinos inesperados como Saint-Tropez, más famoso por su verano glamuroso, reciben diciembre con mercadillos, shows y fuegos artificiales. 

Esquí en Francia: Alpes, Pirineos y la experiencia invernal perfecta

Francia no sería Francia en invierno sin sus montañas. Con seis grandes cordilleras —y dos estrellas indiscutibles: los Alpes y los Pirineos— el país ofrece una de las redes de esquí más importantes del mundo. En los Alpes se encuentra la red interconectada más grande del planeta, donde los viajeros pueden esquiar durante una semana sin repetir pista. Al fondo, el imponente Mont Blanc, el pico más alto de Europa Occidental, domina el paisaje. 

Pueblos como Chamonix se visten de Navidad con calles iluminadas, chalets nevados, museos dedicados a la historia del alpinismo y actividades para quienes no esquían: caminatas, gastronomía, vino caliente y esa atmósfera alpina que cada vez buscan más viajeros mexicanos para pasar la nochebuena entre montañas. 

Acceso fácil para mexicanos

Mélanie recordó que los mexicanos no necesitan visa para ingresar a Francia; únicamente deben cumplir con los requisitos del espacio Schengen, lo que facilita enormemente la planeación para pasar Navidad o Año Nuevo en el destino. 

Francia, un país para vivir diciembre en grande

Mercados, luces, montañas, gastronomía, tradiciones y cultura: Francia ofrece una Navidad donde cada región guarda un secreto distinto por descubrir. Para el viajero mexicano, diciembre es una invitación abierta a redescubrir un destino que sabe reinventarse sin perder su esencia.